Saturday, October 04, 2008

El Gordito y su Pandilla: Mirador del Cerro La Cruz

Dos semanas de organización y motivación, cientos de correos, avisos en clase, coordinación logística, consejos y lecturas entre líneas bastaron para que el domingo 28, 80 personas aparecieran en el Parque Mahuida, prestas a subir al mirador del cerro La Cruz. La idea era dar una respuesta activa al individuo que desde su escritorio tuvo la estupenda idea de prohibirnos las salidas, pero sobre todo poder darle así un espaldarazo a la persona que durante los últimos meses nos había enseñado unas cuantas cosas sobre motivación y perseverancia.

Así como los amigos pueden ponerse de acuerdo para juntarse en un bar a beber y conversar, también pueden hacerlo para reunirse a subir un cerro y unas cuantas cosas sobre la montaña. Para no complicarle la pelicula a quien se encuentra más limitado con las nefastas prohibiciones, en este artículo sólo nos referiremos a él por el apodo con que a veces le llaman: "el gordito".

Estaba sorprendido con la respuesta que generó la salida. Después de todo, la convocatoria había sido un éxito. Cinco días antes de la salida, los veinte interesados se transformaron en ochenta y de alguna manera todos pudieron llegar ahí, el día indicado, a la hora indicada:



Diez para las nueve de la mañana, después de repartir piolets a quienes les hacían falta y una breve explicación de cómo portarlos, nos dividimos en once grupos y emprendimos el camino hacia el sector de la antena, donde nos reagruparíamos para una breve charla antes de continuar.



Encontrados todos bajo el tendido de alta tensión, a los pies de una antena, escuchamos al gordito cómo nos explicaba para qué lado dejar vuelta la mochila al desprendernos de ella, temas relacionados con el calzado, qué hacer y qué no hacer con el piolet y lo importante que es caminar según el ritmo de la respiración.



Transcurrida la charla, reanudamos la marcha, con la idea de llegar hasta el mirador del cerro, un poco más de la mitad del trayecto hasta la cumbre.



Esta es una perspectiva general de la ruta que seguimos:



La imagen mira en dirección al sur-este y está captada desde el estacionamiento del Jumbo en Padre Hurtado con Bilbao, frente a la Ciudad Deportiva. A la derecha se ve con toda claridad la antena y su correspondiente casa de servicio. La línea roja señala, la ruta que seguimos hasta el mirador, mientras que la punteada corresponde a lo que serían las zonas visibles de la ruta hacia la cumbre (+2500 MSNM).

Toda la ruta transcurre con una gran vista panorámica de Santiago como telón de fondo. Así, habían grupos que se detenían para mirar alrededor en busca de los infaltables puntos de referencia que eran destacados por el anfitrión:



Un poco más arriba:



Por toda la huella se repartían las coradas, unas descansando y otras avanzando, cada una a su ritmo. En grupos grandes el ascenso siempre es más lento, pero por lo mismo es que hay más tiempo para conversar y detenerse a compartir raciones de marcha.



El gordito captado en pleno proceso de pelar una naranja, sonriente como siempre:



Seguí subiendo con mi cordada unos veinticinco minutos hasta llegar al siguiente descanso. Más abajo, los que venían en el camino saludaban alegremente a la cámara:



Rodrigo, Cucho y la Jose, compañeros de cordada, llegando a una pequeña terraza más o menos a dos tercios del camino hasta el mirador:



Desde ahí, la vista para abajo refleja claramente la ruta que íbamos siguiendo:



En el tercio central de la foto, a la derecha, se ve la ancha huella que conduce desde el principio del parque hasta la torre y la antena. Es extraña la sensación al llegar a este punto del ascenso: uno sube y sube ganando altura rápidamente y sin embargo no resulta tan cansador como se podría pensar al ver la pendiente desde ahí.

De aquí en adelante, quedaba la parte más pesada antes de llegar al mirador: una breve pero entretenida pasada de rocas, seguida de varias huellas relativamente empinadas y erosionadas, serpenteando hacia el filo donde se encuentra el mirador.

Sheila en pleno ascenso, ad portas del mirador:



Finalmente nos reencontramos todos en el mirador y el gordito pasó a tomar asiento en el palco de roca. La vista me produjo una cierta reminiscencia de las pinturas renacentistas bíblico-espirituales. Aquí está el por qué:



Compartimos piñas confitadas, frutas, agua, chocolate y galletas, y el gordito nos comentó la ruta que seguía hasta la cumbre, los cerros cercanos y los puntos de referencia semi-ocultos bajo el smog de la capital.

En cierto momento, silenciosamente un cóndor planeó sobre el filo en que nos encontrábamos, captando la atención general de los concurrentes. La luz, el cielo y los colores estában perfectamente dispuestos para una buena foto de la situación general en el mirador. Ahí va:



Cuarenta minutos de descanso y empezó a organizarse la bajada. Para cada cordada hubo diez sentadillas de penitencia por cada persona que hubiera olvidado llevar su par de guantes de cuero. Escuché por ahí que un grupo debió pagar 60. Ufffff...

Cucho, nuestro líder de cordada, explicaba a Rosita la manera correcta de llevar el piolet en la bajada:



Al fondo de la foto, la cara sur del Provincia con el nevero de cumbre aún intacto.

Para no saturar la vía ni complicar a quienes iban más adelante con posibles desprendimientos de rocas, las cordadas fueron dejando algún tiempo entre una y otra antes de empezar a bajar. Desde el mirador, la pendiente no dejaba ver lo que ocurría más adelante y los que bajaban quedaban rápidamente ocultos tras las pendiente.



Mientras unos regresaban cerro abajo, los que íbamos quedando arriba disfrutabamos del sol, la briza y la buena compañia:



Llegó el momento de bajar y adiós descanso:



Sin embargo, el principio de la bajada fue complejo para los que por primera vez subían un cerro. Y no era para menos: cuando la huella presenta una erosión más o menos marcada, cuesta tomarle confianza a los zapatos. Cuesta también acostumbrarse a usar el piolet como herramienta de apoyo potencial, pero esa era parte de la idea de hacer la salida.

Ya que el descenso transucrría lentamente, a dos chicos les pareció que las pausas eran buenas excusas para una siesta de recuperación:



A petición de los interesados, el autor de esta crónica mantendrá la reserva sus identidades (¿Verdad Pablo? ¿Verdad Pato?).

A medida que la cosa se agilizó, rapidamente el gordito adelantó algunos grupos para vigilar que todos los pollos fueramos bajando seguros y en orden.



Una vista general de la foto anterior, con la larga fila de montañeros describiendo la ruta cerro abajo:



Cuhco y el gordito se encargaron de ir cerrando el conjunto, ayudando y corrigiendo la técnica de quienes nos fuimos al final disfrutando una buena e inolvidable conversación.



Aparentemente, el grupo en general entró cada vez más en confianza y lo que originalmente era una fila relativamente compacta de personas en descenso, poco a poco fue dando lugar a cordadas más pequeñas y espaciadas entre sí.

Al oriente, las nubes se acumulaban sin apuro, mientras que el viento ladera arriba peinaba suavemente las copas de árboles, arbustos y plantas en general.



Finalmente todos nos encontramos abajo. Contentos y sonrientes, los más de ochenta estábamos de regreso sanos y salvos, unos más cansados que otros, pero todos con nuevos conocimientos, nuevas vistas y nuevos amigos. Todos pensando ya en la próxima salida que tendríamos.

Arriba, más arriba del mirador, las nubes se seguían acumulando, ocultando tras de sí la vista de los lugares donde habíamos estado. Desde ahí, alguien seguirá observando atento a quienes regresen por más, a quienes se atrevan a seguir la huella, a conocer la cumbre y asomarse a ver el mundo de infinitos detalles que existe del otro lado.




Saludos a todos. N.

Agradecimientos: al gordito y su staff de apoyo, que hicieron posible subir, bajar y cuidar de los concurrentes, y muchas gracias también a todos los que se inscribieron y estuvieron ahí, demostrando que a pesar de las dificultades que puedan surgir en el camino, con voluntad, convicción y fe se puede llegar arriba a pesar de todo.

1 comment:

Anonymous said...

nico buenisimo el relato!! y las fotos estan increibles!!
te robe un par, espero q no te moleste!
besos y saludos!
nos vemos entrenando!

jose.